Una familia moderna by Helga Flatland

autor:Helga Flatland [Flatland, Helga]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Otros
editor: ePubLibre
publicado: 2017-08-01T00:00:00+00:00

* * *

Después de dejar a Håkon y a Ellen, me siento en un bar de Grünerløkka. Llamo a Kjersti, una amiga que se acaba de separar de su marido y que es una de las pocas con las que he mantenido el contacto durante estas últimas semanas. No le he contado lo del divorcio a nadie más, no he sido capaz de enfrentarme a mi propio miedo, a las grietas que ha creado en mi vida, y además estoy convencida de que todo esto será temporal.

Le cuento a Kjersti que mi madre se ha echado novio, a pesar de que Håkon me ha explicado que ella no lo ve como un novio, que tiene dudas porque todo ha ido muy rápido. Kjersti no me ofrece ningún tipo de comprensión. Me pide que deje de ser egoísta y que me alegre por mi madre. Que no sea tan cría, me dice también. Le digo que sí a todo y hago caso omiso a todo lo que me dice en favor de mis propias decisiones.

No tengo ganas de volver a casa. Me tomo otra cerveza. No he podido decir el resto de las cosas que tenía pensado decirles a Ellen y a Håkon. No somos nosotros quienes se han divorciado, tenía pensado decir, tenemos que estar juntos en esto. Me había imaginado consolándolos, tranquilizándolos y poniendo la situación en perspectiva. Al final ha resultado que han sido ellos quienes han puesto la situación en perspectiva para que yo la entendiera: soy yo quien ha reaccionado de una forma exagerada, y en mi enajenación había creído que tanto Håkon como Ellen se sentían igual que yo, que teníamos que tener la misma experiencia de la situación, que sus cimientos también se habían pulverizado, pero solo eres tú, pienso sobre mí misma, solo eres tú quien ha sido tan tonta de construir su vida sobre la ilusión de algo real, mientras que tanto Ellen como Håkon han sabido verla y entenderlos a ellos desde hace ya mucho tiempo. Bebo deprisa para anestesiar la vergüenza.

Un hombre se me acerca y me pregunta si puede sentarse a mi lado en el bar. Le indico que sí con la mano, a pesar de que hay muchas mesas vacías detrás de nosotros. Se pide una cerveza, mira el móvil, me pregunta qué tal me ha ido el día. Me echo a reír. Él asiente comprensivo.

—Sí, es bastante absurdo —dice y me muestra el móvil. La luz de la pantalla me da en la cara y veo un artículo del periódico sobre las elecciones.

—Lo que es absurdo es lo mucho que nos preocupamos por las elecciones de Estados Unidos —le digo y empiezo a sentir un agradable zumbido en la cabeza.

Reproduzco varios de los argumentos de Håkon. Él no está de acuerdo. Nos quedamos un rato debatiendo y tardo media hora y una cerveza más en darme cuenta de que estoy coqueteando, que busco algo en él. Valoro si de verdad lo voy a mandar todo a la mierda, si yo también me voy a rendir.

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